Coeficiente Intelectual e Inteligencia Emocional
Todos
estamos acostumbrados con la medición de la inteligencia que se basa en
el coeficiente intelectual (IQ): Raciocinio lógico, habilidades
matemáticas, habilidades especiales, capacidad analítica, etc. pero
actualmente se ha descubierto que el éxito depende también en gran
medida de otro tipo d inteligencia: La emocional.
El
coeficiente intelectual (IQ) y la inteligencia emocional (IE) son
habilidades distintas, sin embargo, no son opuestas sino más bien
complementarias. La persona con un alto IQ es más analítica y lógica,
acumula datos, requiere de tiempo y calma para tomar decisiones, sopesa
la información, examina, es numérica, tiende a ser frío en sus
apreciaciones y utiliza mucho más el hemisferio izquierdo del cerebro.
En cambio la persona con una alta IE se relaciona con facilidad, gusta
de ideas nuevas, decide a partir de intentos y errores, es rápida,
espontánea, tiende a ser impaciente e imprecisa, cree en sus
sensaciones, es cálida y gregaria y utiliza más el hemisferio derecho
del cerebro.
EMOCIÓN
La
palabra EMOCIÓN, viene del latín "MOTERE" (moverse). Es lo que hace que
nos acerquemos o nos alejemos a una determinada persona o
circunstancia.
Por
lo tanto, la emoción es una tendencia a actuar y se activa con
frecuencia por alguna de nuestras impresiones grabadas en el cerebro, o
por medio de los pensamientos cognoscitivos, lo que provoca un
determinado estado fisiológico, en el cuerpo humano.
La
emoción, es un sentimiento y sus pensamientos característicos que
conllevan condiciones biológicos y psicológicas, así como una serie de
inclinaciones a la actuación.
Todas
las emociones son esencialmente IMPULSOS A LA ACCIÓN, cada una de ellas
inclina al ser humano hacia un determinado tipo de conducta. En los
animales y en los niños hay una total continuidad entre sentimiento y
acción; en los adultos se da una separación, la acción no necesariamente
sigue al sentimiento.
Los
mecanismos de las emociones, incluso las biológicas, pueden ser
conducidas hacia el bien o hacia el mal. El temperamento es modificable
por la experiencia. Ser consciente de las propias emociones es el primer
paso para no dejarse arrastrar por ellas.
TIPOS DE EMOCIONES
- Ira: Enojo, mal genio, furia, resentimiento, hostilidad, animadversión, indignación, irritabilidad, violencia y odio. La sangre fluye a las manos, y así resulta más fácil tomar un arma o golpear al enemigo; el ritmo cardíaco se eleva, lo mismo que el nivel de adrenalina, lo que garantiza que se podrá cumplir cualquier acción vigorosa.
- Miedo: ansiedad, desconfianza, fobia, miedo, nerviosismo, inquietud, terror, preocupación, aprehensión, remordimiento, sospecha, pavor y pánico. La sangre va a los músculos esqueléticos, en especial a los de las piernas, para facilitar la huida. El organismo se pone en un estado de alerta general y la atención se fija en la amenaza cercana.
- Felicidad: alegría, disfrute, alivio, deleite, dicha, diversión, estremecimiento, éxtasis, gratificación, orgullo, satisfacción y manía. Aumenta la actividad de los centros cerebrales que inhiben los sentimientos negativos y pensamientos inquietantes. El organismo está mejor preparado para encarar cualquier tarea, con buena disposición y estado de descanso general.
- Amor: Aceptación, adoración, afinidad, amabilidad, dar con desinterés, caridad, confianza, devoción, dedicación, gentileza y hasta obsesión.
- Sorpresa: Asombro, estupefacción, maravilla, shock. El levantar las cejas permite un mayor alcance visual y mayor iluminación en la retina, lo que ofrece más información ante un suceso inesperado.
- Disgusto: Fastidio, molestia, insatisfacción, impaciencia. La expresión facial de disgusto es igual en todo el mundo (el labio superior torcido y la nariz fruncida) y se trataría de un intento primordial por bloquear las fosas nasales para evitar un olor nocivo o escupir un alimento perjudicial.
- Tristeza: Aflicción, autocompasión, melancolía, desaliento, desesperanza, pena, duelo, soledad, depresión y nostalgia. El descenso de energía tiene como objetivo contribuir a adaptarse a una pérdida significativa (resignación)
- Vergüenza: arrepentimiento, humillación, mortificación, remordimiento, culpa.
- Repulsión: Rechazo, aversión, asco, desdén, desprecio, menosprecio.
Casi nunca se presentan aisladas, más bien, son una combinación de todas las familias de emociones mencionadas.